La eficiencia energética es la primera respuesta frente al creciente consumo de energía, el aumento de los requisitos de absorción de carbono y las limitaciones de los combustibles fósiles. Las empresas buscan mejorar su Ingreso Neto de Operación (NOI), pero el aumento de los costos laborales y de operación y mantenimiento (O&M), la disminución del tráfico y el incremento de la competencia generan una presión financiera considerable.
Las facturas de servicios públicos más altas, el aumento de los costos del diésel y el gas, y el encarecimiento de la mano de obra contribuyen a este desafío, reduciendo finalmente el NOI. Dado que los servicios públicos representan entre el 15 % y el 30 % de los costos totales de O&M en la mayoría de las empresas, la reducción del gasto energético se ha convertido en un objetivo clave para las iniciativas de ahorro. Implementar medidas de eficiencia energética puede ayudar a las empresas a mitigar estas cargas financieras al tiempo que promueven la sostenibilidad.